Dulce y Ángel se evitan. Hacen lo posible por no estar mucho tiempo cerca el uno del otro. No se soportan, no pueden evitar insultarse, molestarse y odiarse.
Ángel esta cansado de buscar en otros ojos la mirada violeta de Dulce, la odia solo por eso. Y Dulce no puede abrirse a nadie más, un pasado oscuro le hace temer el contacto físico y por desgracia no lo teme al lado de Ángel.
Lo peor de todo es que a veces no basta querer, para olvidar y mucho menos para perdonar. Ambos prefieren vivir odiándose, que aceptar que en realidad se aman.
Lo peor de todo es que a veces no basta querer, para olvidar y mucho menos para perdonar. Ambos prefieren vivir odiándose, que aceptar que en realidad se aman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario